Velika Planina: La meseta mágica

Si has llegado a este blog posiblemente compartas conmigo que viajar es un placer, personalmente creo que uno de los mayores por la cantidad de experiencias y sensaciones que se concentran en él.

Normalmente vinculamos el concepto de viajar a la dimensión espacial de la palabra. Durante un tiempo más o menos largo nos desplazamos a un punto geográfico más o menos alejado de nuestro «hogar» con el fin de relajarnos, disfrutar, pero sobre todo conocer nuevos lugares, gentes, culturas, comidas…

Pero, ¿es posible complementar un viaje también en la dimensión temporal de la palabra?

Ya os digo yo que sí. Señoras y señores, bienvenidos a…

Velika Planina

«Espacialmente» hablando, nos vamos hasta el viejo continente: Europa, concretamente a un país cargado de contrastes y sitios verdaderamente espectaculares: Eslovenia.

«Temporalmente» nada más llegar a Velika Planina nos daremos cuenta de que a pesar de estar a apenas unos cuantos kilometros de la ajetreada capital eslovena (Liubliana), hemos retrocedido muchos años atrás. Pero vamos por poco a poco…

A grandes rasgos y centrándonos en los datos, Velika Planina es una zona montañosa de Eslovenia, con una altura de unos 1600 metros y más de 500 hectáreas de superficie.

El nombre del lugar, Velika Planina, significa algo así como «pasto de montaña», lo que nos da una idea exacta de cuál ha sido su principal uso desde muchos siglos atrás.

Tan solo llegar hasta Velika Planina es una aventura en sí misma. A la zona se puede acceder por diversas rutas y senderos, pero personalmente y para tener una experiencia de lo más completa, recomiendo la siguiente opción.

La mayoría de visitantes de Velika Planina llegan desde Liubliana, pero independientemente desde dónde vengas, para comenzar tu camino deberás dirigirte hacia la localidad eslovena de Kamnik, ya que a solo 10 kilómetros de ésta, y siguiendo siempre en dirección Kamniška Bistrica, llegarás a la estación de teleférico que facilita el acceso a Velika Planina.

Llegados a este punto aparcaremos en el parking de la estación nuestro coche, el primero de los medios de transporte que utilizaremos en el ascenso, para dirigirnos hacia el segundo de ellos: el teleférico que nos elevará casi 1000 metros a lo largo del monte Smmovec.

Una vez arriba, un ascenso de una media hora a pie nos llevará a la cima de la montaña. Como alternativa más que recomendada, subiros al telesilla que se encuentra justo a la salida de la estación del teleférico. Una experiencia para muchos nueva, y para todos muy gratificante al permitir recrearse con la idílica estampa alpina.

Una vez «saltamos» del telesilla en la cima de la montaña, todo a nuestro alrededor transmite paz, tranquilidad y una belleza bucólica. El último tramo del camino se cubre a pie, y a los pocos minutos visualizamos una estampa casi de cuento.

Hemos llegado, frente a nosotros la irrepetible Velika Planina. Un verde prado de líneas suaves que contrasta con el más azul de los cielos, salpicado por pequeñas charcas donde decenas de vacas van a refrescarse cuando acaban de pastar.

En las laderas del prado, numerosas cabañas (bajtes) que rememoran épocas antiguas y que guardan una arquitectura tan peculiar como entrañable con sus tejados de teja de abeto llegando casi al ras de suelo. Esta aldea en lo más alto de la montaña ha servido como refugio de pastoreo desde hace más de 500 años, y en ella los pastores de la zona pasan los meses de verano mientras pastan sus rebaños.

Si cerramos los ojos, Velika Planina también nos transmitirá otras sensaciones. El tintineo de los cencerros de las vacas, sus mugidos, las señales de los pastores llamando al ganado, el olor profundo y sugerente de los guisos y quesos recién hechos… toda una explosión de sensaciones.

Si viajas a esta zona en la época invernal, la estampa variará bastante, pero tendrá también muchísimo encanto. En los meses más fríos Velika Planina se convierte en una estación de esquí, donde al margen de practicar deportes de invierno, es posible recrearse y perderse a través de las blancas praderas.

Como sabéis, siempre que puedo me gusta meter algo de historia en los post del blog. Esta historia a veces forma parte de las luces y otras de las sombras de tiempos pasados. Ante un paisaje tan nostálgico e idílico parece que esta vez tocaría lo primero, pero no es así.

Cuando se está en un sitio como Velika Planina, donde se respira tanta paz y se tiene tanta sensación de aislamiento, lo último que se piensa es que la barbarie y la destrucción podría llegar hasta aquí, pero cuando hablamos de la mayor tragedia de la historia de la humanidad, ni un lugar así se salva.

En el invierno de 1944/1945, en plena II Guerra Mundial, tropas nazis y milicianos de la zona queman y destruyen las cabañas de pastoreo de esta zona.

Por este motivo las bajtes que vemos hoy en día, aunque siguen el patrón arquitectónico de las originales medievales tienen tan solo unos 70 años de historia.

A día de hoy, la zona es un reclamo turístico importante para Eslovenia, sin embargo los descendientes de los viejos pastores han logrado mantener sus tradiciones, y siguen utilizando el lugar para el fin que tuvo en sus orígenes.

Nos encontramos por lo tanto ante un entorno que combina la conservación de las tradiciones, con la explotación turística. La evolución de los tiempos hace pensar que este equilibrio será complicado de mantener a lo largo de los años, y es por ello que en la zona se hacen constantes esfuerzos por fomentar, transmitir y conservar la esencia del lugar, sin la cual pasaría a ser una simple atracción turística más.

Dentro de esta parte turística de la meseta, los lugareños han explotado la gastronomía tradicional del pastoreo en la zona. En algunas de sus cabañas, pastores ataviados con la indumentaria tradicional cocinan y sirven a los turistas sencillos a la par que sabrosos manjares: leche agria, quesos caseros, sopas y guisos (jota, ricet), gulash, salchichas con col fermentada, žganci de trigo sarraceno y štruklji con queso.

En base a lo urbanita de cada visitante hay otro reclamo importante en la meseta: sus vacas.

Tan corpulentas como inofensivas, las vacas pasean libre y tranquilamente a lo largo de las colinas. Bebiendo de las charcas, rumiando el pasto de la zona y descansando entre las cabañas, casi ajenas a los turistas que las fotografían a pocos metros.

Con un entorno tan pintoresco, las vacas son la guinda de una foto que tiempo después de la visita a Velika Planina evoca sensaciones como si aún estuvieras allí. Os comparto una de mis preferidas de mi visita al poblado.

Al comienzo del post, muchos posiblemente ni habríais oído hablar de Velika Planina, tras unas cuantas líneas estoy seguro de que ya os pica un poco la curiosidad. Naturaleza, tradición, historia, gastronomía, Velika Planina lo tiene todo para enamorar. Pero por si es poco, vamos con un Bonus Track.

Velika Planina, al igual que toda esta zona de Eslovenia, es un terreno kárstico. Este tipo de terreno da lugar a formas tan caprichosas como espectaculares (en algún otro post os hablaré sobre las cercanas e incomparables cuevas de Postojna y Škocjan).

En las cercanías del poblado pastoril, se aprecian algunas de estas formas, que hacen evocar antiguas leyendas e historias mágicas y misteriosas. Una de mis favoritas es Luknja. Un agujero natural cercano a las cabañas que parece hecho por los mismísimos alienígenas.

¡Os invito a buscarlo!

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